El Benito Villamarín, de Sevilla, fue el escenario el pasado mes de mayo del descenso del Getafe a Segunda después de 12 temporadas consecutivas en Primera. El sufrimiento le ha durado al conjunto madrileño poco más de un año. De nuevo en la élite, la entidad presidida por Ángel Torres hará que el fútbol madrileño vuelva a contar con cuatro equipos en la máxima categoría del fútbol español: Madrid, Atlético, Leganés y el propio Getafe. Las claves del ascenso de los azulones responden a varios factores. Sobre todos ellos, emerge la figura de un entrenador, José Bordalás, que llegó al equipo a la conclusión de la séptima jornada para cambiarle la cara al Getafe. La apuesta por la continuidad de Juan Eduardo Esnáider no dio frutos y tanto Ángel Torres como su director deportivo, Toni Muñoz, no tuvieron más remedio que ponerse en manos de un entrenador de mucha experiencia en la categoría, que había ascendido la temporada anterior al Alavés. De Bordalás podrán no gustar su fútbol a veces rudo y sus maneras en el banquillo, pero resulta innegable el rendimiento que le ha sacado a una plantilla veterana y llena de talento, para muchos analistas la mejor de la categoría después de la del Levante.
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