Alemania y Chile, dos selecciones que asumen su participación en la Confederaciones desde extremos opuestos —los alemanes como un banco de pruebas y los sudamericanos como un torneo más con el que engordar el palmarés—, acabaron cosechando un empate que les permite mantener el rumbo y satisfacer los dispares intereses con los que ambos llegaron a Rusia.
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