Hubo un tiempo en el que Messi discutía con Xavi sobre quién tiraba las faltas que se producían al borde del área. “Bueno, si él decía esta la tiró yo, ahí se acaba el asunto”, recordaba entre risas el centrocampista, ahora técnico del Al-Sadd catarí. Generoso como es a balón parado, La Pulga también le cedió en numerosas ocasiones la tentativa a Neymar. Pero ahora ya nadie acompaña al 10 cuando pone la pelota en el piso y advierte los pocos agujeros que otros sueñan. Tampoco hay quién se lo discuta porque su efectividad es inigualable. Toda una suerte para el Barça, que ha extraviado su fútbol y que se refugia en este tipo de jugadas para mantenerse de pie, todavía líder de LaLiga y de su grupo en la Champions, por más que mañana se lo discuta el Dortmund. “Ahora, debemos tener claro que prima la victoria sobre el juego”, reflexionó Piqué tras vencer al Leganés. Nada como el balón parado para conseguirlo, pues seis de los últimos siete goles azulgrana han llegado de esta manera.
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