Agarrado al marcador, el Barça no habla del juego, ni siquiera después del preocupante partido de Leganés (1-2). Ha hecho de la defensa del resultado, y del liderato de LaLiga y de su grupo de la Champions, un argumento suficiente para evitar cualquier discusión sobre la alineación, el dibujo y la falta de un patrón futbolístico, una cuestión sorprendente en un club tan singular como el Barcelona. A juicio del equipo azulgrana, por ahora el fin justifica los medios. Se trata de derrotar al Borussia Dortmund (21.00, Movistar LC) para asegurar la clasificación para octavos y aplazar hasta febrero cualquier juicio sobre sus aspiraciones en Europa. La derrota, o incluso el empate, obligarían al Barça a jugarse su continuidad en San Siro con el Inter.
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