Cuando no está compitiendo en algún rincón del mundo, Roberto Bautista (Castellón, 31 años) pone el despertador cada día a las seis de la mañana. El tenista, protagonista de una conmovedora historia en medio del éxito español en la Copa Davis, se levanta para limpiar, alimentar y cuidar de las siete yeguas que posee en su finca familiar, con las que hace excursiones de hasta 80 kilómetros. Además, es propietario de otros pura sangre a los que cría para la competición.
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