Alan Watts, estadounidense de casi 70 años, se emociona y llora cuando contempla, incrédulo, cómo Adam Ondra, un joven checo de 25, logra algo que nunca creyó llegar a ver: encadenar a vista una vía creada por él mismo en 1989 en las paredes de Smith Rock, Oregón. Encadenar significa alcanzar el descuelgue de la ruta (el punto donde acaba) empleando solo manos y pies sobre la roca para avanzar, y sin reposar colgado de un seguro. Encadenar a vista es aún más complicado, porque significa que el escalador no ha ensayado antes la ruta. El máximo grado de dificultad encadenado a vista es 9a, pero Watts, pionero de la escalada deportiva en Norteamérica, vio con sus ojos cómo Adam Ondra se adjudicaba su ruta, de grado 8c+.
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